Bien es verdad que el Gobierno podría tener miedo a reducir la estructura administrativa pública en este momento tan delicado de la estabilidad macroeconómica de España, ya que una brusca reducción del gasto público en este momento podría derivar en una frustración de las posibilidades de recuperación a medio plazo.
Pero también es verdad que la estructura de las administraciones públicas en España es ineficiente, se encuentra con funciones duplicadas, y está sobredimensionada.
Para evitar seguir con una administración sobredimensionada por temor a pinchar las posibilidades de recuperación es necesario compensar la necesaria reducción de gasto público con incentivos a la creación de empleo en el sector privado, o simplemente con una disminución de impuestos. ¿Qué es complicado coordinar a todas las administraciones para hacer este cambio? pues precisamente ese es uno de los problemas que hay que solucionar, y precisamente ahora es cuando el PP tiene la ocasión de hacerlo por haber acumulado una importante cuota de poder del total de las administraciones públicas del territorio nacional.
Coordinando todas las administraciones podríamos llegar a una política que incentivase el reempleo de los excedentes públicos en el sector privado, acabaríamos con la ineficiencia de las administraciones públicas y daríamos un gran empujón de confianza al empresariado para que volviera a invertir en España.